La compra estratégica y la adopción de las soluciones de gestión de energía más eficientes son vitales para las empresas intensivas en energía. Es un tema de organización y de gestión, que no requiere inversión y que puede ser fundamental para la supervivencia de la empresa y la continuidad de su actividad, además de limitar los riesgos y aportar ahorros.
Una estrategia bien definida permite reducir el riesgo ligado a la volatilidad de precios y tener un mayor control sobre los costes y presupuestos.
El seguimiento constante de los mercados energéticos posibilita la identificación de tendencias y la toma de decisiones acertadas en cuanto al contrato a negociar y a los momentos óptimos para cerrar precios. De esta forma, las empresas pueden aprovechar las oportunidades y minimizar el impacto de las fluctuaciones del mercado.
Estrategia
Una estrategia sólida en la compra de energía también puede contribuir a que las organizaciones adopten soluciones más sostenibles, en un entorno de nuevos desafíos medioambientales e importantes cambios regulatorios. Esto implica evaluar cuidadosamente las opciones disponibles y determinar cuál se ajusta mejor a cada empresa, a su organización, al impacto de la energía en su actividad, a sus necesidades, sus objetivos específicos y su política de riesgo.
Una estrategia robusta incluirá la definición de los tipos de contrato más adecuados, su duración, el cierre de precios, la flexibilidad necesaria, la definición de indicadores de mercado y de riesgo, el seguimiento de la cartera y la evaluación de los resultados.
A ello se unirán posibles alternativas de autoconsumo u otras. Todo complementado con el seguimiento de los mercados, los aspectos tácticos de cierre de precios y las herramientas de ayuda a la toma de decisión.
En este contexto y dadas las múltiples alternativas, la complejidad del mercado y los continuos cambios reglamentarios, la contratación de servicios de consultoría especializada puede resultar de gran ayuda.
